Moverse, trasladarse y elegir vivir en otro lugar es parte de nuestra historia como humanidad y permite que se forme la riqueza de las culturas.
Desde la fotografía, tres chilenos han registrado este proceso y que demuestran que, a pesar de que los motivos no siempre son alegres, la migración viene cargada de emociones, esperanza y nuevos comienzos.
Diego Urbina
Diego Urbina es un fotógrafo que vive en Independencia, un barrio de Santiago que tiene muchos migrantes, y vivir en ese sector le permitió a Diego registrar el día a día de haitianos, colombianos y dominicanos.
“He aprendido mucho de los haitianos: me gusta la historia, la valentía de estar en un país con otro idioma, la fuerza de la sobrevivencia”.
Futuro Berg
Futuro Berg es un fotógrafo que desde sus comienzos ha estado trabajado en torno a temas sociales y a los diferentes procesos migratorios.
Siendo muy joven vivió en primera persona lo que significaba ser migrante latinoamericano en Europa y por eso su trabajo sobre los haitianos en Chile, ha sido un reflejo de su propia historia.
“Cuando estoy en una comunidad haitiana, voy con el interés de conversar. Pueden pasar meses sin sacar la cámara. Me interesa el lado humano y luego esta la necesidad de documentar”.
Jorge Brantmayer
Jorge Brantmayer es un fotógrafo chileno de larga trayectoria, con un profundo interés por las personas y los procesos sociales. Su serie “Geografía de la piel”, muestra los rostros de 100 inmigrantes. Hombres, mujeres, niños y niñas de comunidades haitianas que viven en Santiago.
“Me fascina la dignidad que transmiten sus rostros, su postura impecable, sus pelos y ropas siempre bien arreglados. A mi parecer sus rostros dicen mucho, a través de ellos uno puede entrar a sus historias”.
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