Cuando tenía 46 años, la fisióloga y guía espiritual Lola Hoffmann (Letonia, 1904 – Chile, 1988) tuvo un sueño que cambió su vida y que la llevó a convertirse en psiquiatra, influyendo a toda una generación con sus ideas innovadoras.
En el sueño se veía a ella misma en un laboratorio, abriendo a un perro con una gran tenaza. Podía ver el latido del corazón y desde el interior del perro salía una mujer desesperada, era la secretaria de su marido, Margarita Engel.
Lola había estudiado medicina y trabajaba con su marido en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Chile. Conocía los descubrimientos de Carl Jung sobre el inconsciente y le dio una lectura a este extraño sueño: tenía que dejar su trabajo en el laboratorio porque estaba matando su inspiración y su ángel.
Entonces Lola estudió psiquiatría y se convirtió en la guía espiritual de grandes sabios como Humberto Maturana, Claudio Naranjo y Francisco Varela, que a su vez guiaron a muchas otras personas.
También, Lola demostró ser una adelantada para su época porque difundió ideas que harían eco muchos años después, como el patriarcado. Apasionada y radical, escribió:
“La bancarrota de los sistemas económicos, de las culturas y en el futuro, posiblemente de toda la humanidad, no es el resultado de la acción de todos los hombres sino de aquellos que tienen el poder sobre la naturaleza y las condiciones humanas. Ni las mujeres, ni la juventud piensan en la ruina y menos empeñadas en producirla. La destrucción radical la están provocando los varones adultos”.
Durante 38 años, Lola registró sus propios sueños y los de sus pacientes. Según sus descubrimientos, más que un sueño individual es una serie de sueños los que permiten entender su significado. Lola atendió a sus pacientes hasta una semana antes de morir, a los 84 años.
“El alma en el mundo entero es la misma y en el fondo, esa alma sabe que no es mortal y que la vida es solo un paso por la materia”.
Lola Hoffmann, guía espiritual de grandes genios
Durante su vida, Lola fue guía espiritual de hombres y mujeres, quienes llegaban a ella para pedirle su consejo y su sabiduría sobre cómo vivir. Aquí rescatamos extractos de los testimonios que dejaron algunos de sus seguidores más notables.
Gastón Soublette, filósofo, esteta y músico: “Todo lo que se relaciona con Lola a mí me transporta. Me transporta porque la época en que la conocí y la frecuenté correspondió a un gran momento de mi vida. Fue cuando llegó a Chile mi maestro Lanza del Vasto, un príncipe italiano discípulo de Gandhi.
Acordamos formar un grupo aquí “Los amigos del Arca” y Lola se integró. Las reuniones consistían básicamente en oraciones comunes, en ejercicios de yoga y en lecturas. Ahí empecé a hacerme amigo de ella.
Pocas veces me he sentido más feliz en mi vida que en esa época. Vivía en una euforia permanente, casi no tocaba el suelo. Lola, para mi, normalmente ha estado asociada a este tipo de cosas. Para mi es un ser muy próximo a la santidad”.
Gonzalo Pérez, psicólogo y psicoterapeuta: “Lola fue mi maestra de iniciación. Con su madurez y su sabiduría me vio, me oyó y me reconoció como hijo y como hermano. Fue para mi el verdadero examen de grado, el verdadero reconocimiento de mi logro como terapeuta, como sanador y como ser humano”
Carmen Orrego, autora de siete libros de poesía: “Yo tenía este conflicto de creación y de la creatividad arrastrado durante mucho tiempo. Por tener que separarme, luchar por la vida y trabajar se fue postergando mi ser creador. Cuando llegué donde Lola, estaba escribiendo un libro, llevaba la mitad y de repente la cosa se paró. No podía escribir y me dijo “Vamos a hacer sueños dirigidos”. Y lo hicimos.
Hice sueños dirigidos durante seis años. De ahí afloró la poesía, todos los libros de poesía. No pude parar de escribir hasta ahora. Ella hizo un trabajo de tan enorme valor para mi. A ella le interesaba mucho la parte creativa, consideraba que las mujeres no reconocemos nuestra parte creativa, no tenemos una confianza inicial en lo que somos capaces de hacer”.
Pedro Engel, profesor de literatura y tarot: “Lola traía con ella un pedazo muy importante de la historia del mundo, sobre todo de la historia de la psiquiatría. Estudió con Jung, con Assaiglioli, con psiquiatras muy importantes a nivel mundial.
Una vez me dijo que la psicología y la psiquiatría eran el estudio del alma. Eso era muy adelantado, porque en ese tiempo la ciencia estaba en otra cosa, y ella misma, como fisióloga, estaba acostumbrada a estudiar los órganos, para después pasarse a una cosa tan poco asible como el alma humana”.
“La misión del psiquiatra es devolverle a las personas el contacto con su alma”
La Revolución Interior
En el documental “La revolución interior”, realizado por su nieta Leonora Calderón Hoffmann, se pueden oír algunas de sus enseñanzas y testimonios de personas a las que guio.
Todavía nos preguntamos ¿Qué podemos hacer con el mundo? En vez de preguntarnos, ¿qué podemos hacer con nosotros mismos?. Estoy segura de que el problema mundial radica en las limitaciones de nuestra mente”.
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